La protección del medio ambiente también juega un papel decisivo en la Fundación Madre Herlinda Moises. Desde sus inicios, el equipo misionero siempre trataba de explicar a la gente con que colaboramos la importancia de un medio ambiente intacto e intentábamos transmitiéndoles las medidas apropiadas para cuidarlo. Es decir, la Fundación era un activista medioambiental de la primera hora quien, durante muchos años, siempre se empeñaba por una mejor protección de la naturaleza.
El gran escándalo de mercurio de 1977, que puso la contaminación de la Bahía de Cartagena en el foco de atención de los medios, es un buen ejemplo para el esfuerzo de nuestra organización en el ámbito de la protección del medio ambiente, ya que nosotros fuimos entre los primeros que denunciaron las circunstancias y que presionaron a los responsables de remediar esta situación penosa.
Así, con el decurso de los años siempre hemos organizado nuevas iniciativas de protección medio ambiental que se dirigieron a todos grupos etarios, como, por ejemplo, formamos un proyecto con unos 20 niños y niñas, que no solo enseñamos el respecto a la naturaleza, sino también desarrollamos nuevas formas de protección medioambiental y conservación del paisaje con ellos. Nuestra tarea más reciente aún hace un paso más allá de esto y combina la educación, investigación, protección de especies y un pensamiento de sostenibilidad en un solo proyecto:
Aparte de la cultivación de plantas regionales, algunas ya en peligro de extinción, y plantas frutales y hortalizas que son ejemplares para la costa caribeña, también se planifica otras medidas arquitectónicas, como por ejemplo una casa de huéspedes que nos permitirá organizar talleres y seminarios en el vivero. El uso del “oasis” como un lugar del acto es un aspecto importante en el portafolio de actividades de la fundación, ya que la gente en nuestra zona de influencia a menudo no tienen la posibilidad de visitar tales refugios y por consiguiente representan una gran ganancia para la población local.